 Editorial
Hacia la Mejor Sanidad Animal para un Mundo Globalizado

Chile tiene una sanidad animal de excelencia, que se ha alcanzado producto del esfuerzo sostenido por el sector público y privado para erradicar las principales enfermedades de los animales. Actualmente, el país está libre de todas aquellas enfermedades citadas en la Lista A de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) (categorización vigente hasta el 31 de diciembre de 2004) y de la encefalopatía espongiforme bovina, EEB, entre otras. El país ha enfrentado con éxito el ingreso de enfermedades como la fiebre aftosa, en 1984 y 1987, la influenza aviar en 2002 y, recientemente, el loque americano de las abejas.
Chile se ha convertido, en los últimos años, en un país exportador de productos pecuarios a los más exigentes mercados, principalmente como resultado directo de las ventajas de acceso de dicha condición sanitaria.
El año 2004, el país exportó productos de todos los rubros pecuarios a más de 50 países por más de 600 millones de dólares. . En los últimos cinco años, fue posible abrir los mercados de la Unión Europea, Japón, Corea, Israel, Canadá, México y se ha avanzado en forma sustantiva para iniciar la exportación de productos pecuarios a Estados Unidos.
Este éxito es el producto de una visión estratégica de la política pública en salud animal del servicio veterinario oficial, es decir, el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) que, junto con desarrollar un sistema de inspección y certificación orientado a verificar la aptitud para el consumo humano e instalar una política agresiva de negociación sanitaria, ha ido imponiendo una renovación o modernización de la política de sanidad animal como base de la política exportadora. De un enfoque centrado en prevenir y controlar de enfermedades para evitar pérdidas económicas y mejorar la productividad y rentabilidad de las explotaciones ganaderas, ésta se ha orientado a cumplir con altos estándares sanitarios, de acuerdo a una visión de país exportador de productos pecuarios.
Lo anterior significa no sólo fortalecer aspectos tradicionales, sino también, establecer nuevas prioridades y estándares en la política de sanidad animal, considerando el nuevo escenario internacional y los principios entregados por los organismos técnicos de referencia internacional. Esto es, obviamente y en primer lugar, evitar el ingreso de enfermedades exóticas restrictivas del comercio; en segundo lugar, poder demostrar una condición sanitaria exigida por un mercado, bajo los principios de transparencia; luego, enfrentar riesgos sanitarios por una enfermedad emergente o enfrentar una emergencia sanitaria que cierre mercados y, en consecuencia, recobrar la condición sanitaria original. Finalmente, es imprescindible crear confianza en cada uno de los mercados que importan nuestros productos pecuarios.
Esta estrategia se fundamenta en principios técnicos y científicos validados internacionalmente y adaptados a la realidad nacional, así como en elementos de la gestión pública moderna; considera la prevención de enfermedades exóticas, el control de enfermedades endémicas, la incorporación a planes de trabajo de otras subpoblaciones animales de interés sanitario, el desarrollo de nuevos programas de trazabilidad sanitaria, la modernización de la red de diagnóstico, la implementación de la gestión de calidad del servicio veterinario oficial, la participación activa en los organismos técnicos de referencia internacional, el trabajo con las organizaciones del sector privado, así como alianzas con instituciones de investigación.
En este contexto, la prevención de enfermedades exóticas se ordena en relación a las demandas de los diferentes rubros. Es decir, se identifican y priorizan las enfermedades que no existen en el país para cada especie, en relación al impacto que tendrían para ese rubro en términos de producción y, especialmente, de exportación. El énfasis se establece en el conocimiento, evaluación y manejo de riesgo previo al ingreso de esas enfermedades. En este sentido, es fundamental el establecimiento de acuerdos con los países vecinos y socios comerciales, así como el fortalecimiento de los pasos fronterizos en la dimensión del espacio y de la evaluación del cumplimiento de los requisitos de importación, además de la revisión de pasajeros y medios de transporte. El fortalecimiento de la detección precoz de las enfermedades exóticas se realiza con sistemas inteligentes de vigilancia epidemiológica en lugares de riesgo, con énfasis en la denuncia de sospechas de los principales síndromes animales. Esto se complementa con la revisión y actualización de planes de contingencia para el posible ingreso de estas enfermedades a Chile.
Bajo estos principios, se han revisado y ajustado las políticas de prevención de ingreso de fiebre aftosa, encefalopatía espongiforme bovina, peste porcina clásica, influenza aviar, enfermedad de Newcastle y loque americano, entre otras.
También existe un énfasis claro en la acción focalizada para el control de enfermedades endémicas, en función del compromiso con la exportación de algunos productos pecuarios y con el mejoramiento de la rentabilidad del negocio ganadero. Acciones generales y específicas apoyan este proceso; por ejemplo, se han establecido y ajustado los proyectos de erradicación de brucelosis bovina, de control de tuberculosis bovina y de erradicación del síndrome reproductivo y respiratorio del cerdo (PRRS). Además, se han realizado acciones de apoyo al control de enfermedades apícolas, como la varroasis, y Magallanes se ha declarado como zona libre de enfermedades animales.
Para apoyar la prevención y control de enfermedades, se ha dado una alta prioridad a la modernización del registro y control de medicamentos y alimentos de uso animal, con el propósito de contar con insumos seguros y eficientes para la producción animal.
Crecientemente, se han ido incorporando otras subpoblaciones animales que puedan tener incidencia epidemiológica en la salud de las poblaciones domésticas productivas exportadoras. Especial atención se ha tenido con la fauna silvestre, los animales de la agricultura familiar campesina y se iniciará un trabajo con los animales de compañía.
Como parte fundamental de esta estrategia sanitaria y comercial, se ha creado el Programa de Trazabilidad Sanitaria, que se ha implementado progresivamente para alcanzar el pleno funcionamiento en cuatro años; en primer término, comprende las especies bovina y apícola, para incorporar paulatinamente las demás especies. Se ha puesto el énfasis en su utilidad como componente de la bioseguridad animal interna, de tal manera de facilitar la investigación epidemiológica y evitar la difusión de enfermedades. No obstante lo anterior, dicho Programa es una herramienta fundamental para apoyar el proceso de certificación de exportaciones.
Para respaldar las acciones sanitarias, se ha mejorado la calidad y eficiencia del sistema de diagnóstico de enfermedades; se han habilitado nuevas técnicas y se ha mejorado la capacidad de referencia en los Laboratorios del SAG o a través de convenios internacionales. Se ha incorporado la gestión de calidad en los laboratorios y se ha establecido un sistema de acreditación oficial de técnicas para laboratorios privados.
La nueva política de sanidad animal se sustenta en el desarrollo de un sistema de gestión de calidad, que tiene como propósito que la autoridad sanitaria cumpla con los estándares que establece la OIE. Ello, para dar garantías a todas las autoridades sanitarias de los países que importen, de que el SAG tiene juicio profesional, es independiente, imparcial, íntegro, transparente y objetivo. En definitiva, creíble y confiable.
En este contexto, se ha enfatizado la revisión y ajuste de la normativa, los procedimientos y su informatización, incorporando, a su vez, nuevos mecanismos de auditoría técnica. Se ha iniciado un proceso de ajuste de la estructura de la División de Protección Pecuaria, así como su relación con las regiones, de tal manera de fortalecer los aspectos de sanidad animal y hacerlos armónicos con los de inspección, certificación y negociación sanitaria. Complementario a lo anterior, se ha puesto en marcha el Programa de Capacitación Permanente en Sanidad Animal para la red de médicos veterinarios oficiales de todo el país.
Como parte de la estrategia, el SAG participa activamente en los organismos técnicos de referencia, especialmente en la OIE; además del cumplimiento de las obligaciones de notificaciones, incluye los comentarios y propuestas al Código Zoosanitario y participa en los grupos ad hoc y comisiones técnicas. También se han fortalecido las relaciones con organismos sanitarios regionales como el Comité Veterinario Permanente, donde participan los países de MERCOSUR, más Chile y Bolivia.
Un aspecto fundamental ha sido la relación con el sector privado respecto del diseño, gestión y financiamiento de la política de sanidad animal, sin perder la autonomía y autoridad de las acciones oficiales. Ya existen programas conjuntos de sanidad animal en cerdos y aves con las asociaciones correspondientes, en los cuales se incorporaran dichas acciones, y se trabaja en la misma línea con las asociaciones de otros rubros pecuarios. Así, se ha logrado enfatizar la responsabilidad privada en la sanidad animal, especialmente en la denuncia de enfermedades, acciones de control y bioseguridad.
En otro ámbito, se han fortalecido y formalizado los vínculos con los organismos de investigación científica y tecnológica, a fin de apoyar un desarrollo pertinente a las necesidades del servicio oficial y, a la vez, tener una mejor aproximación de los avances en dichas materias.
La reforma de la sanidad animal asumida por el SAG muestra, entonces, resultados concretos y verificables y ha sido parte de una política respaldada por las autoridades del Ministerio de Agricultura, que se refleja, entre otros aspectos, en un mayor presupuesto para las acciones en este ámbito. Sin embargo, estamos concientes que aún falta mucho por recorrer y mantendremos el mismo sentido de responsabilidad que nos ha guiado hasta hoy.
A cada época de nuestra historia le han correspondido desafíos diferentes. Hoy ha sido la globalización, con sus amenazas y oportunidades. Ello no significa entonces, dejar la sanidad animal por apoyar la exportación, sino, por el contrario, hacer la síntesis adecuada para fortalecerla. Mañana serán otros los énfasis o prioridades. Lo importante hoy, es actuar con convicción y responsabilidad pública, como pensamos que lo hemos hecho hasta ahora.
Hernán Rojas Olavarría
Jefe División Protección Pecuaria |
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